KALENDAE
Como
algo curioso mencionemos que las calendas de junio son llamadas
vulgarmente “Kalendas fabarias” porque en este mes las habas
maduras se ofrecen en las ceremonias religiosas.
KALENDAE
IUNIAE FABARIAE VULGO VOCANTUR QUIA HOC MENSE ADULTAE FABAE DIVINIS
REBUS ADHIBENTUR. Macrobio, De Saturnalibus I, 12, 33
Macrobio
nos hace una descripción del ritual que se seguía. Un pontifex
minor era el encargado de observar la aparición de la luna nueva e,
inmediatamente después de haberla visto, lo comunicaba al rex
sacrificulus y conjuntamente ofrecían un sacrificio. A continuación
el mismo pontífice convocaba al pueblo (calare =vocare) cerca de la
Curia Calabra y comunicaba cuántos días debían transcurrir desde
las calendas a las nonas. Según fuesen éstos, cinco (quintana) o
siete (septimana), repetía igual número de veces el verbo griego
καλῶ.
Este
verbo significa “llamo”, y de él provienen los nombres de
kalendae y curia Calabra (83).
Varrón,
L.L.VI, 27, nos dice que el primer día de cada me se llama
Calendae porque los pontífices en estos días anuncian en el
Capitolio, en la Curia Calabra, si las nonas van a caer en el cinco o
en el siete, mediante esta fórmula “Dies te quinque calo Iuno
covella” (Para G. Dumézil el epíteto “covella” es oscuro, y
cree poco probable que sea cava luna, como sostiene Latté).
En
Plutarco, Cuestiones Romanas, 24, la desaparición y ocultación de
la luna se llama calendas porque todo lo oculto y secreto es “clam”;
y “celari”, el ocultarse.
Según
San Isidoro, hay quienes creen que Kalendae deriva de “colere”
(celebrar), pues los antiguos celebraban los inicios de todos los
meses, como hacían también los hebreos. (Etim. V.33.13)
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