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miércoles, 27 de enero de 2016

IUNIUS

Iunius

         Suelen darse varias estimologías: iunior, iuvenis, Iuno, iunctio, Iunios Brutus, minor.

         En Varrón encontramos: “·El cuarto llamado junio debido a los más jóvenes” (43).

         En los Fastos aparece:

                   Junio llamado asó por el nombre de los jóvenes.
                   Junio es el mes de los jóvenes; el anterior, de los ancianos (44).

         En los dos primeros versos del libro VI apunta ahora:

Este mes tiene también en su nombre orígenes dudosos; Tú mismo, tras la exposición de todos, elegirás los que te plazcan (45).

         Avanzado en la lectura del mismo libro, la diosa Juno hace la siguiente observación al poeta:

Sin embargo, para que estés enterado y no te dejes arrastrar por el error del vulgo, “Junio toma su nombre del mío propio”. De algo vale el estar casada con Júpiter, el ser la hermana de Júpiter (46).

         Aludiendo a su categoría, superior a la de la madre de Mercurio, la diosa lanza esta pregunta.

                   ¿Es que una concubina pudo dar su nombre al mes de mayo?
                   ¿Es que este honor estará mal visto en mí? (47).

         Para que se sepa que no sólo ha sido Roma la que ha dedicado un mes a su nombre, nos cita a varios pueblos que le han concedido el mismo honor: Areicia, Preneste, Lanuvium, Taibur (48).

         Ahora es Hebe la que habla:
“En cuanto a mí toda mi gloria está en haber dado mi nombre a este mes (junio); este es el único honor por el que me tengo que preocupar” (49). (Recordemos que Hebe es la personificación de la  Juventud).

         De la firma de la paz entre sabinos (Tatius) y romanos (Quirinus= Rómulus) y su posterior unión apunta el poeta otro posible origen: iunctio. De aquí: “Cuando la Concordia contó que Tatio y el valeroso Quirino habían unido sus dos reinos y sus dos pueblos, y que los suegros y los yernos habían sido recibidos en un mismo hogar, dijo: “De esta unión toma junio su nombre”. Tres ha sido las causas expuestas. Pero vosotras, diosas, perdonadme. No me corresponde a mí el dirimir esta disputa” (50).

         Censorino, atribuyéndolo de nuevo a Varrón, dice: “También junio proviene más bien de Juno que de “iuniores” (51).

         Macrobio recoge la misma etimología que Ovidio y cita a Niso: “Durante largo tiempo nuestros antepasados llamaron a este mes Iunonius, pero, posteriormente, tras la supresión de varias letras se pasó de Junonio a junio” (52). Otros creen que por Iunius Brutus, primer cónsul de Roma.

         San Isidoro, por su parte, refiriéndose a junio: “En cuanto al siguiente, los romanos lo consagraron a los jóvenes. De ahí se llama junio (53).

         El resto de los nombre de los meses sigue el orden que ocupa en la serie de los mismos a partir de marzo, es decir, Quintilis, Sextilis, September, etc. Lo mismo que Macrobio nos lo recuerda Ovidio:

                   “Finalmente el quinto, a partir de éste (marzo), había sido Quintilis y de ahí se empieza a contar: cada mes toma su nombre por su número de orden (54).

         San Isidoro añade “Septiembre deriva su nombre del siete y de lluvia (imber); pues, por un lado es el séptimo mes a partir de marzo, y por otro, es abundante en lluvias. De igual manera, octubre, noviembre, diciembre recibieron sus denominaciones a partir de un número y de las lluvias. Diciembre termina la enumeración debido a que el número diez es el que cierra la serie numérica de lo que precede (55).


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