¿EL AÑO ROMANO ERA DE DIEZ MESES O DE DOCE?
Vamos a empezar por Censorino, autor del siglo III d.C., que, en el capítulo XX de su obra "De die natali", al mencionar el año romano nos dice que, según Licinio Macer, y Fenestella más tarde, el año natural en Roma era de doce meses; pero que algunos escritores, como Juliano Graccano, Fulvio, Varrón, Suetonio y otros pensaban que era de diez meses como el de los albanos de los que los romanos son descendientes.
Estos diez meses se componían de la siguiente manera:
MARTIUS XXXI
APRILIS XXX
MAIUS XXXI
IUNIUS XXX
QUINTILIS XXXI
SEXTILIS XXX
SEPTEMBER XXX
OCTOBER XXXI
NOVEMBER XXX
DECEMBER XXX
De estos diez meses, los cuatro más largos -maiores- se llamaban "pleni"; los seis restantes, "cavi".
Macrobio (1), por su parte, nos dice que la distribución del años en diez meses se atribuye a Rómulo: "Haec fuit Romuli ordinatio". Y Ovidio (2): "… El fundador de la ciudad, al querer regular la división del tiempo, quiso que en su año hubiera dos veces cinco meses".
En versos posteriores del mismo libro nos explica el porqué de este número: "Consideró que este era el tiempo suficiente para un año, porque basta (con diez meses) para que el niño salga del seno materno. Durante el mismo número de meses la esposa, tras la muerte del marido, lleva puestos, en la soledad de su casa, los tristes despojos de su viudez". (3). En la misma obra expone nuevos motivos: "Este número (diez) fue tenido entonces en gran estima, bien por el número de dedos con los que acostumbramos a contar, bien porque la mujer da a luz al décimo mes; bien porque, al ir aumentando el número, se llega hasta diez y, a partir de él, se inicia una nueva serie". (4)
Volviendo nuevamente a Censorino, nos dice que más tarde Numa, según Fulvio, o Tarquinio, según Junio, dividió el año en doce meses o 355 días, aunque el año lunar era, al parecer, de 354 nada más. (5)
Tanto Ovidio como Tito Livio nos citan también a Numa como autor de la división del año en doce meses. "Pompilio observó que faltaban dos meses". (6). Y Livio, Ab urbe condita, I,19: "Y comenzó (Numa) por dividir el año en doce meses siguiendo el curso de la luna". (7).
"El que el año lunar se le sumara un día (354 +1) fue debido, según nos explican, a falta de atención o más probablemente a una creencia supersticiosa, en la que el número impar era tenido por perfecto o dichoso" " (8). En Virgilio, cuando hace mención de los hilos simbólicos que unen a los enamorados, -tres hilos blancos, tres hilos rosas y tres negros-, tambié afirma lo mismo: "…La divinidad se alegra con el número impar. (9). Igulamente Plutarco, en Numa: "A los dioses celestiales se les ha de sacrificar con el número impar"; y en Cuestiones Romanas 25: "El par es imperfecto, incompleto e indeterminado así como el impar está determinado, y es completo y perfecto…Los números impares, pues, determinan los principios, no tienen posición ni poder…"
Como estos 51 días que le añadió Numa no formaban dos meses completos, a cada uno de los seis meses de 30 días se les quitó un día que fue añadido a los 51 mencionados. Con estos 57 días se formaron dos nuevos meses: Ianuarius y Februarius, de 29 y 28 días respectivamente. Los meses pasaron a tener:
MARTIUS XXXI
APRILIS XXIX
MAIUS XXXI
IUNIUS XXIX
QUINTILIS XXXI
SEXTILIS XXIX
SEPTEMBER XXIX
OXTOBER XXXI
NOVEMBER XXIX
DECEMBER XXIX
IANUARIUS XXIX
FEBRUARIUS XXVIII
De esta manera todos los meses fueron pleni y de número impar, a excepción de febrero que es cavus y de número par, "por ese motivo febrero fue considerado más infausto que los demás" (10).
La explicación que da Macrobio es prácticamente la misma con algunas pequeñas diferencias (11):
a) Numa suma al año 50 días, en lugar de 51.
b) A estos 50 les sumó otros seis quitando un día a los meses de treinta, y formó dos nuevos meses de 28 días cada uno.
c) Poco tiempo después, para que el número de días fuera impar tanto en la suma total como en los meses, a excepción de febrero, añadió al año un día que lo incluyó en enero. Quedó solo febrero con número par y más corto que los demás; como si el ser más corto (28 días) y de número par fuese apropiado para los dioses infernales: "quasi inferis deminutio et par numerus conveniret".”solus februarius viginti et octo retinuit dies”
Volviendo nuevamente a Censorino, encontramos que, para que el año civil coincidiera con el natural (solar), cada dos años se intercalaba un mes de 22 ó 23 días alternativamente -mesis intercalaris- o, como lo llama Plutarco, "mercidinus o mercedonius". La intercalación se hacía preferentemente en Febrero "inter Terminalia et Regifugium". Estas fiestas se celebraban el 23 y 24 de febrero respectivamente.
“Atque omnium primum ad cursum lunae in duodecim menses discribit annum; quem quia tricenos dies singulis mensibus luna non explet desuntque sex dies solido anno qui solstitiali circumagitur orbe intercalariis mensibus interponendis ita dispensavit ut vicesimo anno ad metam eandem solis unde orsi essent, plenis omnium annorum spatiis dies congruerent. Idem nefastos dies fastosque fecit quia aliquando nihil cum populo agi utile futurum erat.
Tito Livio, Ab urbe condita, I, 19
Lo primero de todo divide el año en doce meses según el curso de la luna; como a este (el año lunar) le faltan seis días para formar el año solar - porque los meses lunares no llegan a treinta días -añadió meses intercalares dispuestos de manera tal que a los veinte años (cada 20 años) coincidan en el mismo punto que el sol.
Varrón (12): "Fiesta de las Terminalia" porque se celebraba en el último día del año; porque el duodécimo mes fue febrero, y, cuando había que hacer la intercalación, se quitaban los cinco últimos días del mes duodécimo". Resulta evidente, pues, que, al quitarle esos cinco días, el último día del año es el 23 de febrero.
Ovidio respecto a la fiesta del Regifugium dice (13): "Ahora voy a describir la expulsión del rey (Regifugium): de ella tomó su nombre el sexto día (contando) desde final de mes". Al comparar las dos citas, vemos cómo se emplean lo numerales "quinque" y "sextus": con quinque se ha efectuado una simple resta; con sextus se ha utilizado el sistema de fechar contando desde el 1 de marzo al 24 de febrero, ambos inclusive.
¿Por qué el mensis intercalaris es de 22 ó 23 días? Se debe a la diferencia que hay en cuatro años entre el año solar, de 365 1/4 días, y el lunar que es de 354, o sea: 11 1/4 X 4 = 45 días en total.
Los encargados de hacer la intercalación eran los Pontífices. Pero la mayoría de ellos, por odio o amistad hacia los magistrados en el poder, o por motivos económicos, alargaban o aplazaban la fecha de su realización. Cicerón, "De legibus, II.12": "Para obtener a su debido tiempo los granos y animales recién paridos que se necesitan en los sacrificios requeridos por la ley, debemos observar con cuidado las reglas de las intercalaciones; este sistema, introducido por el sabio Numa, ha sido suprimido por la negligencia de los pontífices posteriores".
Nuevamente Macrobio nos da una explicación más detallada que la de Censorino respecto al mensis intercalaris: Numa estableció el año lunar y el mensis intercalaris al igual que griegos. Como éstos detectaron la diferencia de 11 1/4 días entre el año solar y el lunar, acordaron, entoces, que cada ocho años - octavo quoque anno- se hiciera una intercalación de 90 días (llamados ὑπερβαίνοντας ) distribuidos en tres meses ( ἐμβολίμους ) iguales (14).
Los romanos -seguimos con el mismo autor- quisieron adoptar el sistema de los griegos, pero no lo hicieron correctamente, ya que en el cómputo no tuvieron en cuenta ese día que añadieron a los 354 para que fuese año de número impar. Por este error, con la intercalación no se podía establecer una regularidad ni en el orden ni en el número de días.
La distribución que hicieron los romanos fue de cuatro intercalaciones: dos, de 22 días; y dos, de 23: colocados detrás de cada dos años. Con este procedimiento el número de días sumados era de 98, en vez de 90: (90 de la intercalación más el día, que ya lleva sumado cada año, repetido a lo largo de ocho años).
Para subsanar esta diferencia de días, buscaron la siguiente solución: "Una vez observado también ya este error, se adoptó esta corrección: cada 32 años -tertio quoque octennio-, en vez de intercalar noventa días, se intercalaban sesenta y seis, quedando compensados, así, los veinticuatro días que, durante el mismo número de años, habían sobrepasado el número de días de los griegos (15).
Para hacer el cómputo, hay que tener en cuenta que tertio quoque octennio no es un período de 24 años, como vemos en el "Diccionario del Mundo Clásico", (16), sino de treinta y dos, debido al uso del ordinal que multiplica al ocho, no por tres, sino por cuatro. Observemos con números las medidas que se adoptaron. Tomemos, por ejemplo, como punto de partida, el año 200. Los "octennios" serían: 208, 216, 224, 232.
Como los romanos hacían las intercalaciones cada dos años alternando períodos de 22 y 23 días, tendríamos que las de los años 202 y 206 serían de 22; el 204 y el 208, de 23. El total de días intercalados en un "octennio" sería de 90 + 8. Los romanos, en tres "octennios”, habrían intercalado, pues, (98 x 3=) 294 días; los griegos, en cambio, en el mismo período, habrían intercalado (90 x 3 =) 270 días. La diferencia es, por tanto, de (294 - 270) 24 días.
Resumiendo: en cuatro "octennios" los griegos totalizarían 360 días. Al los romanos, para llegar a esta cifra, les faltarían efectivamente (360 - 294 =) 66 días. Al no explicar cómo sería la intercalación de los 66 días de ese último "octennio, cabría preguntarse si, siguiendo la misma regularidad de alternar 22 y 23 días, sería de 16 y 17 cada dos años respectivamente.
Ya se ha visto en qué momento se hacía la intercalación. Macrobio abunda en lo mismo, pero da un nueva información que la subrayaremos: "Los griegos hacían la intercalación después del último mes del año.; los romanos, no una vez acabado febrero, sino tras el día veintitrés después de haber celebrado las Terminalia: luego, los cinco días que quedaban del mes de febrero los colocaban tras la intercalación.
Con ello se deduce fácilmente que entonces febrero resultaba un mes de 23 días; el intercalaris, en cambio, era de 27 ó 28 días al sumársele esos cinco días de febrero (17).
Matemáticamente se puede pensar que es así pero, en realidad, una vez hecha la intercalación, se volvía de nuevo al mes de febrero.
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